sábado, 17 de abril de 2021

La Crónicas de Narnia: la muerte de una franquicia.



Hubo un tiempo a inicios de los años 2000, donde el mundo fue dominado por la fantasía a gran escala de Harry Potter y El Señor de los Anillos, dos sagas que estaban haciendo admirables cantidades de dinero en la taquilla internacional, además de tener una buena recepción crítica y, en el caso de la adaptación de Tolkien, incluso llevándose los más prestigiosos premios de la industria. ¿Qué tienen en común ambos proyectos? que ninguno estaba hecho por Disney. La casa del ratón ansiaba poder tener su propia franquicia cinematográfica fantástica, y es entonces que deciden producir la adaptación de la saga de Narnia, una serie de famosos libros infantiles que eran parte de la literatura clásica desde 1950. Esta historia lo tenía todo, desde protagónicos que podían crecer con el pasar de las películas como en Harry Potter, hasta grandes y épicas batallas como las de El Señor de los Anillos, ¿Qué podía salir mal?... pues, todo. Pero no nos adelantemos, antes, debemos ir al génesis de todo este desastre.

En los 90's el estudio ya había intentado producir una versión de Las Crónicas de Narnia en formato largometraje, pero se presentaron una serie de dificultades que frustraron su ejecución, siendo una de las principales la limitada tecnología de la época. Años más tarde, Walden Media se haría con los derechos.

El eventual éxito de Harry Potter y la Piedra Filosofal, demostró que se podía hacer un hit masivo situado en Inglaterra (en el pasado se había considerado adaptar la historia para que transcurriera en Estados Unidos), así que los productores se pusieron las pilas y comenzaron a trabajar. Tras una serie de negociaciones, Disney coproduce la adaptación de esta primera entrega junto a Walden Media, y las cosas comienzan a moverse poco a poco de la mano de Andrew Adamson como director (Shrek y Shrek 2). Como dato curioso, Guillermo del Toro rechazó la dirección del proyecto, debido a que se encontraba comprometido al 100% con El Laberinto del Fauno y... ¿no hubiera sido fascinante ver esto? las posibilidades con Del Toro a la cabeza podrían haber sido infinitas, pero bueno, no nos desviemos. Es así que en 2005 se estrena La Crónicas de Narnia: El león, la bruja y el ropero, con un resultado bastante positivo, siendo una de las producciones más taquilleras de Disney hasta ese momento, con una recaudación total de 745 millones de dólares (con una inversión de 180 millones). Entonces, ¿Dónde empezaron realmente los problemas? pues con su secuela, El Príncipe Caspian.




¿Sabes cuál es la diferencia fundamental entre Harry Potter y Narnia? pues el viaje de los protagonistas. Narnia no tiene una estructura narrativa clásica a lo largo de sus siete libros. A decir verdad, los protagonistas de un libro pueden desaparecer parcialmente en otro, con la historia centrándose en nuevos personajes y/o elementos del vasto mundo en cada entrega. No hay una secuencialidad que permita formar lazos profundos  como con Harry, Ron y Hermione, o el viaje por la Tierra Media de Sam y Frodo. Para agravar el asunto aún más, muchas de las novelas no son necesariamente "épicas", sino más bien una colección de eventos que cuentan una trama lineal, simple pero efectiva. Disney quería que esta sea una gran franquicia épica, blockbuster, con grandes escenas de acción, efectos especiales y demás, algo que el material podía ofrecer con muchas limitaciones de por medio. En la primera película, por ejemplo, la batalla final tiene una escala mucho menor en la novela, pero la producción decidió exagerar el evento lo máximo posible para que se sienta como un clímax Hollywoodense.... y funcionó, pero con las otras seis novelas, esa labor solo se iba a tornar más y más complicada.

El Príncipe Caspian es una cinta... ¿competente? que en lo personal me parece extremadamente aburrida. Disney tenía la ventaja de que en la segunda novela seguían apareciendo los protagonistas de la primera entrega (algo que no ocurre con las subsecuentes secuelas), pero tuvo que afrontar un pequeño inconveniente: los personajes carecían totalmente de conflicto. Los niños resolvieron sus problemas esenciales en la novela anterior, por lo que en esta adaptación, el estudio tuvo que agregar giros en la trama que no formaban parte del texto original, con el fin de nutrir un poco más el argumento. El resultado es que muchas de las cosas que ocurren en la película se sienten forzadas e intrascendentes. La crítica no la demolió con mucho ahínco, pero si fue menos generosa con ella, y si a eso le sumamos una campaña de marketing que había elegido centrarse enteramente en Caspian en lugar de los protagonistas de la película anterior, pues... la respuesta de la audiencia no debería haber sido una sorpresa. La cinta acabaría recaudando tan solo 419 millones de dólares, con un presupuesto MAYOR al de la primera entrega: 225 millones. Llamar a la película una decepción, sería quedarnos cortos. 




El estudio declaró que estaban conformes con los números y que no podían esperar para realizar una tercera entrega. Claro que sí, campeón. Ah, y además dijeron que consideraban que la película no había recaudado tanto como la anterior porque había sido estrenada entre dos titanes taquilleros: Iron Man e Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal. Claro que sí, campeón. A pesar de que todo eran sonrisas frente a cámaras, tras bambalinas el escenario se caía a pedazos. Disney no estaba dispuesto a invertir en otra secuela, y tras una serie de discusiones con sus socios en Walden Media, decidieron distanciarse del proyecto. Esta pelea tuvo un núcleo bastante sencillo: Disney quería limitar el presupuesto de la tercera entrega a tan solo 100 millones de dólares, mientras que Walden Media quería llevarlo a los 140 millones. Los medios llamaron a esta acción un "error" por parte de Disney, debido a que la tercera novela era una de las más queridas por los fanáticos de la saga literaria, a diferencia de El Príncipe Caspian, que era una de las novelas peor valoradas. Finalmente se declararon "diferencias creativas" para justificar la separación (la etiqueta que se le pone a todas las peleas en Hollywood, por más sangre que haya corrido) y se termina la fiesta. Poco después, Fox entraría a reemplazar a Disney.

A la hora de adaptar La travesía del Viajero del Alba, los guionistas se enfrentaron a uno de los inconvenientes que mencioné más arriba: el libro era bastante episódico, con eventos transcurriendo aquí y allá, antes de pasar al siguiente. Nada a gran escala. Esto funcionaba maravillosamente en las páginas del libro, ¿pero en una película? Bueno... Los guionistas tomaron ciertos elementos de La Silla de Plata (el cuarto libro) para darle más emoción a la película, y con dificultad, terminaron el guion. El rodaje arrancó y culminó sin inconvenientes, hasta que llegó el tan esperado día del estreno, con unas cifras de recaudación final de... 415 millones de dólares. Otra decepción, incluso con una inversión de tan solo 140 millones. La película fue la peor recibida de las tres, y ¿Qué te puedo decir? sin ser mala, la trama se sentía mal pegada, sin ritmo y con unos efectos especiales bastante pedorros. A pesar de que el estudio estaba mostrando interés en una cuarta entrega, esos deseos no llegarían lejos, debido a que sus planes eran un poco descabellados. Fox quería adaptar La Silla de Plata, pero no como una secuela, sino como un reinicio de la franquicia, con un nuevo reparto y todo. ¿Raro? sí, ¿difícil? también. Arrancar desde cero con una nueva historia, adaptando el cuarto libro, representaba todo un reto para los guionistas, uno que no pudieron concretar. Finalmente, en 2011, Walden Media pierde los derechos de la saga literaria.




¿Este fue el fin de Narnia? pues se supone que no. En octubre del año 2018, se anunció que Netflix y C.S. Lewis Company habían hecho un jugoso trato con la intensión de generar series y películas basadas en Las Crónicas de Narnia. Matthew Aldrich (guionista de Coco) fue designado como el arquitecto creativo de esta suerte de universo compartido y entonces... silencio. En mayo del año pasado, Douglas Gresham (uno de los dos hijastros de C.S. Lewis) expresó su preocupación sobre el futuro del proyecto, debido a que nadie por parte de Netflix lo había contactado en algún tiempo. Y eso, damas y caballeros, es todo lo que sabemos al respecto hasta ahora.

Miren, no dudo que en algún momento alguien volverá a adaptar la saga de Narnia. Estamos hablando de Hollywood, maldita sea, hogar de los refritos. ¿Lo hará Netflix? no lo sé, pero a estas alturas no me aferraría demasiado a esa idea (dos años sin progresos no son demasiado prometedores). Creo que esta historia tiene futuro audiovisual, pero no en la gran pantalla, sino en la chica; Narnia sería una fantástica serie de televisión. Hemos visto que el fracaso de las cintas hasta ahora se debe -en gran parte- a no saber cómo adaptar un texto que no fue diseñado para ser un filme épico de dos horas. Hay historias que necesitan respirar, ¿Juego de Tronos hubiera funcionado tan bien como funcionó, si hubiesen sido películas? probablemente no. Me encantaría ver más contenido situado en este universo, y espero que venga pronto. Por ahora, no nos queda más que esperar, despedirnos de la bruja, el ropero y el león, y tener paciencia. Mucha, pero mucha paciencia.


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1 comentario:

  1. Te digo la verdad... no sabía que había una tercera parte jaja pero comparto, la pantalla chica le sentaría mejor seguro

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