domingo, 18 de octubre de 2020

One Piece: la explicación de un fenómeno mundial


Estaba aún en la secundaria cuando conocí One Piece, cambiando entre canales y llegando -ya entrada la noche- a Cartoon Network. La música de la intro era pegajosa, así que decidí quedarme a ver un capitulo... y la verdad es que no me pareció la gran cosa, pero había algo, un "yo no sé que" que me prohibió pasarla por alto. Me pasé la primera decena de capítulos entretenido, pero asumiendo que iba a parar en cualquier momento. No había hecho "click" con la serie aún, no entendía hacia donde me iba a llevar. No recuerdo exactamente cuando fue que decidí quedarme, pero creo que ocurrió durante el arco de Arlong Park (capítulos del 31 al 44), cuando Luffy coloca su sombrero de paja sobre la cabeza de Nami, una amiga que toda su vida había tratado de salvar lo que más amaba por su propia cuenta, perdiéndolo todo una y otra vez. Una amiga que, por primera vez en la historia de la serie hasta ese momento, se había dignado a pedir ayuda. Por otro lado, lo que Luffy más amaba era su sombrero, un recordatorio de aquel hombre que le salvó la vida y a quien le debía todo. Entregarle ese sombrero a Nami, momentos antes de dirigirse a una batalla para ayudarla, fue el instante donde finalmente apareció el click y entendí que era lo que estaba viendo: una serie sobre piratas y tesoros, donde los primeros se convierten en familia y lo segundo, en riquezas que trascienden lo material.

"Hasta el día de hoy, nunca he sentido presión por ser exitoso. Siempre trato de mantenerme enfocado en hacer el manga para un solo tipo de audiencia, porque mayormente, lees solo. Así que, siempre que dibujo, tengo un solo lector en mi cabeza: yo a mis 15 años. No tengo idea de como se puedan sentir otras personas, así que regreso a mi 'yo' de 15 años para que juzgue lo que es genial y lo que no lo es. Siempre trato de mantenerme fiel a mi mismo, y de alguna forma eso resuena con los niños que leen mi manga." - Eiichiro Oda


Eiichiro Oda, creador de One Piece


Primero, un breve repaso por los orígenes de la serie. El interés de Oda en los piratas inició en su niñez, mientras miraba la serie animada Vickie el vikingo. A raíz de esto, se metió de lleno en lecturas históricas para involucrar hechos y características reales en sus personajes (como por ejemplo Marshall D. Teach, quien está basado en el pirada Edward "Barbanegra" Teach). Años más tarde asistiría a diversos mangakas, hasta que finalmente, mientras trabajaba para Nobuhiro Watsuki (Samurai X), comenzó a escribir One Piece, en 1996. El one shot que lo inició todo se llamó Romance Dawn, título que serviría posteriormente para titular el primer capítulo del manga seriado y el primer tomo compilatorio. Takanori Asada, el editor original de la serie, reveló que el manga fue rechazado por la Shonen Jump en tres ocasiones, antes de que Shueisha accediera finalmente a publicarla. Apenas comenzaba el trabajo duro. No es un secreto que la vida de un mangaka es extremadamente complicada, siendo tan exigente que muchos terminan enfermos o con malestares a largo plazo, y Eiichiro Oda no es la excepción, con una rutina que empieza a las 05:00 am. y termina a las 02:00 am. del siguiente día, con pequeños descansos para comer y ocasionales días libres. Los primeros tres días de la semana los dedica a escribir los storyboards y el resto, a entintar y/o colorizar. Su plan original era terminar One Piece en cinco años, pero se dio cuenta que la historia le gustaba demasiado como para terminarla tan pronto, por lo que hoy, 23 años después, continua trabajando en ella con la misma dedicación. Se ha vuelto una broma recurrente hablar de la infinidad de capítulos que posee la serie y que probablemente "no termine nunca", pero Oda confirmo en 2019 que, según sus cálculos, One Piece estaría llegando a su fin entre el 2024 y 2025. Dijo también que el final será el que había planeado desde un inicio, y que la única razón por la cual lo cambiaria, sería si los fans llegasen a adivinarlo.

Aunque la serie no haya sido un hit explosivo en Sudamérica (a comparación de otros animes similares como Dragon Ball o Naruto), en Japón, la historia es otra. Ni bien bajas del avión te puedes a cruzar con algún elemento de la serie, desde afiches, hasta una estatua conmemorativa, tiendas y dentro, todos los productos que te puedas imaginar, como pan, sales de baño, cereales, etc. Nómbralo y probablemente la cara de Luffy esté estampada en el producto. Tienen un mega centro en la torre de Tokyo, por el amor de dios. En esta industria, es extremadamente difícil sobrevivir al paso del tiempo, principalmente por el agotamiento de dos cosas: la creatividad y la salud del autor (porque vamos, pasar más de diez años durmiendo tres o cuatro horas por día no le hace bien a nadie). Son muy pocos productos los que logran mantener su calidad narrativa a la par de un ritmo constante de trabajo, y One Piece se encuentra dentro de esa selectiva lista, con muchos fans (incluyéndome) argumentando que los últimos arcos argumentales de la historia son de los mejores que ha tenido la serie desde que inició. No por nada One Piece es el manga mejor vendido de la historia, y no solo eso, sino que es también el tercer cómic más vendido, detrás de Batman y Superman, historietas que tienen más de 70 años en el mercado. 

La pregunta del millón es... ¿por qué?


Tokyo One Piece Tower


Tokyo One Piece Tower


Thousand Sunny Cruise


Mugiwara Store


"Cuando lees One Piece, te puedes cruzar con escenas extrañas que solo lectores Japoneses podrán entender. Pero por favor, tengan paciencia conmigo, porque estoy tratando de crear un mundo que pueda ser disfrutado por personas de todas partes."  Eiichiro Oda

Hay cinco pilares a considerar si queremos hablar de las razones por las cuales la serie es un éxito. El primero de ellos es la "Construcción del mundo", y es que nunca me he cruzado con una realidad ficticia en un anime tan compleja como la de One Piece. Por ejemplo, un problema que persiste en algunas series, es que lo interesante de la historia reside estrictamente en el protagonista, que si por alguna razón fuese removido de la trama, nos dejaría con un mundo bastante aburrido y monótono. Por otro lado, si Luffy y compañía no existieran en la serie, ten por seguro que el mundo que habitan es tan rico, que podríamos seguir historias desde cualquier rincón de aquella realidad. Hay islas con ecosistemas propios, reglas, una serie de personajes con razas y personalidades marcadas, alianzas, cientos de piratas, gobiernos, etc. El mundo de One Piece está en constante movimiento, independientemente de las acciones de los personajes principales. Una realidad tan dinámica, divertida y emocionante, invita al espectador a volver y sumergirse en un espacio que, por más irreverente y extraño que pueda parecer, tiene sentido en sus propios méritos.

El segundo punto es una "Progresión lenta, pero segura": Incluso si la serie se sub-divide en infinidad de arcos narrativos (usualmente implicando viajar de una isla a otra), siempre persiste la noción de que la trama está avanzando. Quizá el mejor ejemplo de esto sea el sistema de recompensas, una suerte de medidor en base a la cifra monetaria que da el gobierno por capturar un pirata, lo que indica que tan importante es dicho malandro para ellos. Es genial ver como Luffy empieza como un don nadie naufragando en un barril, y progresivamente va creciendo hasta convertirse en uno de los piratas más importantes de la historia, algo que notamos cada vez que su recompensa (y la de la banda) comienza a subir. Lo mismo pasa con la línea general de la historia, inicialmente podemos llegar a sentir que la premisa es algo simplona: "Luffy quiere ser el Rey de los Piratas, y para conseguirlo, debe viajar a Raftel, la isla donde se oculta el mayor tesoro de todos: el One Piece." Fin. No hay un villano maquiavélico que detestar, un demonio que vencer para salvar al mundo, una organización criminal... nada, más que los ocasionales rivales de los arcos independientes de la serie. Pero casi sin darnos cuenta, poco a poco, la telaraña narrativa comienza a tejerse y comienzan a emerger misterios que se resuelven de a pocos, al igual que figuras importantes de bandos gubernamentales y tripulaciones piratas, al punto de tener -ahora si- un puñado de villanos que se han convertido en los rivales a vencer antes del fin, como principales antagonistas. Una palabra que habría que usar ligeramente, porque incluso los más malos de los malos, tienen una construcción tan buena como la de los protagonistas, y es allí que entramos al tercer punto: "Peso emotivo."



He reído a más no poder con esta serie, pero también he llorado ridículamente en más de una ocasión. Para ser una historia sobre un pirata de goma, es increíble como Eiichiro Oda se las arregla para introducir historias terriblemente tristes dentro de la narrativa, que no solo sirven para sacarte lágrimas, sino que funcionan como combustible para el conflicto de turno. Por ejemplo, todo el arco de Dressrosa funciona porque Doflamingo tiene una de las mejores construcciones como villano de toda la serie. No solo como un maldito desgraciado, sino un personaje que sufrió una serie de tragedias desde su infancia, un miembro de la elite despojado de privilegios que jura destruir el mundo de aquellos que lo dejaron pudrirse en la miseria. El tipo ya era malo desde pequeño, tampoco nos engañemos, pero de pronto conocer su viaje emocional desde el inicio nos ayuda a empatizar con él, y nos da material suficiente para que la pelea final contra Luffy sea agridulce. Ese nivel de complejidad se ve replicado con la mayoría de personajes de la serie, tanto protagonistas como antagonistas, e incluso personajes secundarios. Los miembros de la banda principal (Luffy, Zoro, Sanji, Usopp, Chopper, Nami, Robin, Franky y Brook) tienen pasados tan trágicos como cualquier guión de una novela de Televisa. Pero de nuevo, no son dramas por el simple afán de ser dramas, son elementos que aportan a la historia principal y que los unen como personajes, haciendo que entendamos mejor sus dinámicas y unión como equipo o "nakamas" (la palabra favorita de este show). Este pilar emotivo existe en otros programas, pero pocos a la escala y con el nivel de detalle de One Piece.

Siguiente parada: "Creatividad." Eiichiro Oda es, sin lugar a duda, uno de mis referentes en esta rama. One Piece es una series más extrañas de la vida, porque literalmente cualquier cosa puede pasar, y sin embargo, todo se siente orgánico y acorde a la narrativa. Estamos hablando de un anime/manga con animales parlantes, sirenas, travestis karatekas, gigantes, monstruos marinos, islas en el cielo, un "dios" que parece Don Quijote, una isla de pastel, una civilización de humanos convertidos en juguetes, un esqueleto parlante, zombies, cyborgs, etc. Una amalgama de personajes y escenarios que no solo están creativamente escritos, sino que también están creativamente ilustrados, con un estilo marcadamente distinto al típico shonen de acción, lleno de colores vibrantes y expresiones caricaturescas. La noción de poder crear algo así -sin pausa- durante 23 años, me parece de locos, y algo que le costaría incluso a los mejores guionistas e ilustradores de cualquier industria (sobre todo si aumentamos al nivel de dificultad el no dormir casi nada y no tener vida). Es una buena compensación volverte millonario con tu arte, claro, pero hay un factor que no podemos ignorar: "diversión." Eiichiro Oda parece que se divierte más que nosotros, los lectores, con cada viñeta del manga. Un disfrute tan obvio, que se cuela en cada una de sus ilustraciones. Me encanta la mayoría de Bleach, adoro Dragon Ball, Toriko, Boku no Hero, etc... pero ninguna de esas series me hace tan puramente feliz como One Piece, y ese gozo es indudablemente el mayor talento de Oda. Como él mismo lo dice en la frase que coloqué al inicio: "siempre que dibujo manga, tengo un solo lector en mi cabeza: yo a mis 15 años." Es por eso que este quinto pilar, es quizás el más importante de todos. Al fin y al cabo, si no disfrutas de lo que haces, ¿Cuál es el punto?

"Si estuviese navegando el Grand Line, me encantaría detenerme en Skypiea, porque todo es super esponjoso. Me recuerda a cuando estoy volando en un avión y veo las nubes por debajo de la ventana. Pienso que si vas allí, incluso un adulto no podría contener su emoción." Eiichiro Oda [siendo un niño]


Emporio Ivankov


El gigante zombie Oars


El reino Ryugu 


¿Qué le depara el futuro a One Piece? pues bien, más allá del inminente final que se avecina, hay una sorpresa menos agradable en el horizonte que quizá deberíamos comentar. Eiichiro Oda ha sido bastante protector con la serie desde sus inicios, algo que me parece curioso cuando nos enteramos que se viene una adaptación live-action de Netflix de One Piece... lo cual asustaría a cualquiera, creo yo. Siempre trato de ser positivo con estas cosas, pero vamos, si fuese cualquier otro anime les aseguro que trataría de ver el vaso medio lleno, pero sencillamente no puedo evitar percibir una adaptación de esta serie como algo bizarro. ¿Cómo traduces un mundo tan colorido y extravagante a una realidad con actores de carne y hueso? o una de dos, acabas con un carnaval extrañísimo, o muteas todo y lo haces "serio y realista", matando la intensión original de la propiedad intelectual. No se han dado detalles sobre la etnia de los actores o los perfiles generales, pero supuestamente iban a iniciar el casting en junio, lo cual no ha ocurrido todavía (gracias a la pandemia), así que mientras, todo se encuentra pausado. Los guiones de los diez episodios ordenados por Netflix ya están escritos y, aparentemente, empezarán tal cual como inicia el manga/anime, con el arco del East Blue.

Matt Owens será el showrunner del proyecto (el encargado de la serie y responsable de su éxito o fracaso), pero no tiene una gran experiencia previa, y Netflix, como casa productora, tiene un pésimo historial adaptando este tipo de contenidos, así que estoy temeroso, cuando menos... pero cruzo los dedos. Más grandes sorpresas nos hemos llevado en el pasado. 

One Piece es una de mis historias de ficción favoritas, y una de las que más se me dificulta recomendar porque... bueno, el anime tiene 945 capítulos y el manga, 991. Pero si logras trascender el susto inicial de la extensión, te aseguro que el viaje valdrá la pena, con personajes entrañables, risas y lágrimas, One Piece es más que solo una serie, es un fenómeno que -a pesar de que he gastado toda una nota tratando de explicarlo- probablemente no tenga explicación. Hace más de diez años, cuando descubrí la serie mientras cursaba la secundaria (esta, junto a Bleach, fueron las dos series que me introdujeron al mundo anime en primer lugar), no podía creer que había pasado tanto tiempo de mi vida sin conocer esta historia, una que me ha acompañado desde entonces, y que lo seguirá haciendo incluso después de que llegue a su fin en unos años. No sé si Oda se atreva a ilustrar otra serie luego de esta, no sé si será igual de larga o igual de buena, pero en caso vayas a ser conocido el resto de tu vida por una sola cosa, pues que genial que esa única cosa sea One Piece


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