miércoles, 16 de diciembre de 2020

Los Shinigami y el anime: amor por la muerte



Una de las maravillas que tiene el anime/manga japonés, es su capacidad de tocar virtualmente cualquier tema y transformarlo en una emocionante historia de entretenimiento, desde lo más banal como el fútbol, un club escolar o la cocina, hasta robots gigantes espaciales, ninjas y piratas. Un tema recurrente, sin embargo, es aquel que tiene que ver con la muerte, usualmente asociado al misticismo de sus representantes más comunes: los shinigami. Estos seres han sido interpretados de mil formas, tamaños y colores, por lo que hoy trataremos de entender que tienen de fascinantes para la cultura japonesa, porque los artistas siguen volviendo a ellos cada tanto tiempo y como estas entidades se encuentran enraizadas a la cultura misma del país. 

Pero primero: ¿Qué son los shinigami? Pues bien, básicamente son una representación de la muerte que se encarga de llevar las almas de quienes están por morir al otro mundo, aunque en ocasiones pueden ser también quienes provocan la muerte desde un principio.  El equivalente a la calaverita con la oz que conocemos por estos lares, básicamente. Suelen ser guías espirituales y/o purificadores de almas. Algo a tomar en cuenta es que estos personajes no tienen una definición única, ya que han ido evolucionando con el pasar de los años y pueden ser representados de formas distintas. Por ejemplo, el budismo y el sintoísmo son dos religiones (las más importantes de Japón) que los interpretan muy a su manera.


Representación artística de un shinigami en el libro
Ehon Hyaky Monogatari.


El sintoísmo no posee escrituras, líder, lugar sagrado o incluso un concepto de la otra vida. No hay una iglesia a la cual pertenecer, ya que se trata de doctrina libre que se encuentra allí, a la mano de todo aquel que quiera aplicarla. Más que seres imperfectos, esta religión considera a los humanos como seres que necesitan la guía de los espíritus (o dioses) para vivir su vida plenamente. Estos espíritus de la naturaleza quieren ayudar a los humanos a ser felices a cambio de atención y devoción. Uno de esos espíritus (aunque no uno de los más amigables) es Izanami, la entidad que le otorgo la muerte a los humanos, también percibida como un Shinigami. 

El budismo llegó a Japón desde la India a través de China y Corea. A diferencia del sintoísmo, esta religión posee varios escritos, acólitos que los estudian y lecciones éticas de Buda que están para ser aprendidas. Aquí no existe un dios per se, pero sí que existen figuras divinas como Mara, un rey celestial demoniaco fuertemente asociado con la muerte, una entidad que hace que los seres humanos deseen morir, y que es considerado también un shinigami. De esta forma, notamos que no hay características únicas asociadas a este tipo de personajes. Más bien, el término se convierte en una suerte de adjetivo que se usa comúnmente para referirse a algún ente cuya labor este directamente asociada con el más allá. Tampoco hay rasgos específicos en tanto a personalidad o físico cuando hablamos de un shinigami, algo que notamos cuando vemos el sin fin de animes que representan a estas figuras, cada una más distinta a la anterior.


Un Torii es un arco tradicional japonés que se encuentra a la entrada de los santuarios sintoístas.


Sensō-ji es el templo budista más antiguo de Tokio.


En el arte, la palabra shinigami no aparece en la antigua literatura clásica japonesa, y no hay muchos escritos sobre ellos en general, pero al entrar en el período Edo, el escenario cambia ligeramente. La palabra shinigami se puede ver en las obras de Ningyo Joruri (teatro de marionetas) del dramaturgo Chikamatsu Monzaemon y en la literatura de la época que tocaba temas sobre suicidios dobles. Aquí, los shinigami poseen a los seres humanos, orillándolos a cometer suicidio. En tanto a las costumbres populares, por ejemplo, en Miyajima (Prefectura de Kumamoto), quienes salgan y vuelvan de atender a alguien durante la noche, deben tomar el té o comer un plato de arroz antes de dormir, pues de lo contrario, un shinigami puede visitarlos. En Hamamatsu (Prefectura de Shizuoka), los shinigami poseen a los hombres, llevándolos a las montañas, mares, ferrocarriles o distintos lugares donde hayan muerto personas. Todo esto, a nivel de concepto, convierte a los shinigami en una construcción aún más gaseosa, un mito andante que ha evolucionado de manera progresiva para adaptarse a la cultura de distintos poblados, ciudades o grupos, ganando o perdiendo características. Esto es básicamente lo que ocurre en cualquier lugar del mundo con los relatos populares, que trascienden la historia y se adaptan a la cultura. En Perú, podríamos citar a los Pishtacos (que en cada relato son más o menos sanguinarios, más o menos secuestradores y más o menos gringos), o incluso Supay, el demonio andino que paso de ente mitológico neutral a tirano diabólico tras la colonización española. 

La evolución cultural y variabilidad de estos personajes, les da carta libre a los artistas contemporáneos, permitiéndoles contar historias con mucha más libertad creativa. Por ende, en una esquina puedes tener a Ryuk, el humanoide monstruoso que come manzanas de Death Note, y en otra, a los espadachines espirituales divididos en facciones de Bleach. Son totalmente distintos, si, pero eso es porque -de nuevo- no hay una lista de características muy especificas sobre como tienen que ser o no estos personajes, así que con tal que tengan algo que ver con la muerte, la purificación o entrega de almas, pues bienvenido sea ¡eres un shinigami!




Algunos animes que tienen a shinigami como personajes principales dentro de sus historias son: Bleach, Death Note, Soul Eater, Kuroshitsuji, Boogiepop Phantom, Darker than black, Kyōkai no Rinne, etc. De esta lista, solo he tenido el gusto de ver a las cuatro primeras series, así que si ustedes han podido ver algunas otras, coméntenmelo aquí mismo en la caja de comentarios, o en mi Instagram (clic aquí), donde conversamos y debatimos seguido.

Otro punto importante, es como la cultura japonesa percibe el concepto de “muerte.” En reglas generales, los japoneses mantienen la humanidad de las personas incluso luego de fallecidos, con muchas familias oponiéndose tajantemente a autopsias, por ejemplo, al no querer lastimar los cuerpos de sus seres queridos aún más. Los japoneses también creen en la vida después de la muerte, llegando a considerar que la falta de algún miembro o extremidad, puede generar problemas en el otro mundo (si perdiste la mano al morir y no la encuentran, pues vas a andar manco en el más allá, lo siento). 

Hay un claro respeto por la muerte en Japón, mucho más profundo que aquel profesado en gran parte de América y Europa. Una muerte menos asociada a un dios todopoderoso, y más asociada a un hecho natural que debemos confrontar con valentía. Japón no se enfrasca en mostrarnos una realidad donde Dios lleva a las almas al paraíso a vivir felices por siempre (como suele pasar en occidente), sino que nos muestra una realidad llena de rituales, reglas y muchas veces el dolor constante de quien fallece, incluso después de la misma muerte… incluso en el mismo “cielo.” En Bleach, los shinigami viven en base a una serie de normativas en comunión con los espíritus, separados incluso por sectores. En Death Note, a pesar de la falta de interés de los shinigami en sus labores, ellos poseen reglas específicas y detalladas sobre como ejercer. El resultado en ambas series es un “más allá” organizado pero imperfecto, orgánico, uno donde el dolor no termina necesariamente con la muerte. Los animes representan el otro mundo usando como base la incertidumbre que comparte la población, en lugar de la referencia bíblica del paraíso, que es bastante común por estos lares.




En tanto a la pregunta de “¿por qué este es un tema tan rico de explorar?”, diría que en gran parte del mundo esto ocurre por el misterio, la intriga que amerita el no saber que hay más allá, porque incluso si eres el cristiano más cristiano de los cristianos, estás cometiendo un acto de fe al confiar que hay un paraíso esperándote del otro lado, cuando en realidad no lo sabes. En Japón, sin embargo, estos factores se ven reforzados por la libertad creativa con la cual se puede abordar el tema, un poco más libre de tabúes y factores específicos que limitan la narrativa. Nosotros creemos saber que ocurre cuando morimos, y usamos el arte para justificar esa visión. Los japoneses no saben que pasa cuando mueren, y usan el arte para explorar las opciones. 

Espero que hayan disfrutado de la nota tanto como yo disfrute investigando para escribirla. La muerte es, sin duda alguna, uno de los temas mas interesantes para explorar en la ficción, y siempre es bienvenido el poder verla desde ángulos distintos, a través de diversas culturas, civilizaciones y expresiones artísticas. Al fin y al cabo, las historias, mitos y leyendas de cualquier cultura, son una fuente inagotable de inspiración que jamás debe ser ignorada.


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