domingo, 6 de mayo de 2018

Recomendación Netflix: La magnífica representación de lo incorrecto, Bojack Horseman



Si, ahora voy a hablar de series en el blog (cuando lo amerite, claro). Bienvenidos a una nueva y poco revolucionaria sección de El Último Frame titulada: "Recomendación Netflix". Donde semana a semana les recomendaré algo que me haya gustado y que esté disponible actualmente en Netflix. Así que, luego de esta innecesaria descripción, vamos a entrar de lleno a comentarles porque me encantó Bojack Horseman y porque creo que a muchos de ustedes también les podría encantar. Ah, y dos cosas, primero: este es un post más de opinión que de crítica estructurada, y segundo: no hay ningún tipo de spoilers en el texto que están a por leer a continuación, así que pueden relajar la pelvis.

Bojack Horseman parte de una premisa bastante simple: Un caballo humanoide llamado Bojack Horseman fue en su momento una reconocida estrella de televisión en los 90's. Sin embargo, una vez culminada la serie que lo llevó al estrellato, su carrera poco a poco se fue yendo al drenaje. Ya en el presente, el buen Bojack está prácticamente desempleado, viviendo una vida de excesos y sufriendo una miserable existencia aderezada con depresión, inseguridad y crisis existenciales. Divertido, ¿no?




Mucha gente que no ha visto la serie cree que esta es una burda comedia para adultos, con chistes subidos de tono y obscenidades a la vuelta de esquina. Pero no, no es así. La serie no se apoya en un humor de estilo "serie animada MTV" (La casa de los dibujos, South Park, Ugly Americans, etc.), y ni siquiera guarda relación directa con una sit-com animada convencional como Los Simpsons o Family Guy, donde el humor tiende a ser negro pero en ocasiones camuflado en lo familiar. Muy aparte de tener una estructura continua (cada episodio guarda co-relación con el anterior), la principal razón por la que Bojack Horseman es una serie para adultos es por que a pesar de ser extremadamente divertida, es una serie que gira en torno a la depresión. Y no, no hablo de gente triste por aquí y por allá, hablo de depresión clínica con todas sus letras.

Esta es una serie que puede ser tan divertida como puede ser emotiva y emocionalmente demoledora. Donde podemos ver una realidad como la nuestra llevada al extremo, donde los materialismos, la fama y el significado de la amistad son llevados al límite de la farsa. Casi casi como una parodia de un detrás de cámaras sobre como es la vida en Hollywood. Un pintoresco entorno que se convierte en el escenario donde seguiremos a Bojack, alguien que ha sido tragado y masticado por la industria para luego ser escupido sin segundas consideraciones. Él ansia volver al estrellato y cree fervientemente que tiene el talento necesario para triunfar, sin embargo, la realidad es mucho más complicada ya que Bojack es... bueno, un completo imbécil.




La verdad es que en el fondo a Bojack no le apasiona el ser una estrella, él solo busca ser... feliz, creyendo erróneamente que es esa fama que tanto ansía es lo que se la dará. Descuidado, inescrupuloso, mal amigo, terrible amante, egoísta, egocéntrico, alcohólico, drogadicto, etc. Son algunas de las características que podrían definirlo como personaje y, si me preguntasen cuales son sus características positivas pues... solo podría decir que en el fondo es una buena persona, una buena persona que ha perdido el sentido de lo que es ser una buena persona. Y si, ya sé, ya sé ¿por qué ver una serie sobre alguien que es tan desgraciado? ¿cuál es el punto? Bueno...

En primera instancia, la serie no solo gira en torno a Bojack, si no también en la gente que existe a su al rededor y sus problemas personales. A pesar de que ninguno vive tan torturado como nuestro protagonista, sus problemas pueden ponerse bastante feos y complicados. Desde problemas maritales, hasta obsesión laboral, soledad y negación. Pero Bojack, bueno, sigue siendo la gema del show. Lo mejor de todo es ver como su personaje evoluciona y cambia conforme la serie avanza, a veces para mejor y otras... para peor. Quedando atrapado en circunstancias bastante complicadas donde, en más de una ocasión, terminarás derramando una lágrima. Y es que al final del día la razón principal por la que Bojack Horseman es un personaje tan interesante y fácil de seguir (a pesar de ser tan imperfecto) es que podemos ver una parte de nosotros en él. Nos identificamos con su dolor y deseamos saber si logrará superar sus demonios, porque nosotros también luchamos por hacerlo.




¿El lado gris? La serie no es para todo el mundo. Si no llegas a identificarte en ningún aspecto con sus protagonistas, es casi seguro que acabes estresado por las acciones y decisiones que hacen algunos de los personajes. Gritándole a la pantalla por las pésimas salidas que eligen a sus problemas. De igual forma, el sentido de humor es bastante sólido, pero por momentos es bastante único, y eso puede desanimar a quienes solo quieren chiste y chiste tras chiste. Ah, y para cerrar, la primera temporada es probablemente la menos buena de todas, lo que hace un tanto difícil para algunos el poder llegar a la temporada 2. Sin embargo, si lo logras, créeme que lo que viene es lo mejor de lo mejor. Siendo la ultima temporada (la 4ta) mi favorita personal. Con actuaciones de voz de primera y algunos de los mejores guiones que vas a presenciar para cualquier serie animada. A pesar de lo dicho arriba, realmente no puedo pensar en una razón lo suficientemente grande por la cual no deberías darle a una oportunidad a este show. Una serie animada original de Netflix que es emocional pero que nunca deja de ser divertida. NUNCA. ¿Le vas a dar una oportunidad?


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1 comentario:

  1. Buena tío Frame, esta es una de las mejores series de Netflix! Recomendada.

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