sábado, 3 de octubre de 2020

Mi problema con los remakes live-action de Disney


Este mundo le pertenece a Disney, nosotros solo vivimos en él. La compañía del ratón está teniendo un año bastante duro (con las pobres recepciones de Artemis Fowl y Mulán, los estrenos pospuestos para el 2021, los parcialmente cerrados parques de diversiones, etc.), y aún así, es 99% seguro que van a salir ilesos de este desastre. Son dueños de incontables compañías, canales de televisión, estaciones radiales, prácticamente toda tu infancia y, como cereza del pastel, continúan dominando la taquilla con sus producciones, siendo el estudio que más recauda anualmente desde hace varios años. Sus gallinas de los huevos de oro son Pixar, Disney Animation Studios, LucasFilm, Marvel Studios y sus adaptaciones live-action de clásicos animados. Estas últimas dividen constantemente a los fans, quienes discuten sobre películas que -seamos honestos- están hechas para las nuevas generaciones. Los adultos pueden ponerse un poco defensivos a veces, ¿penoso? quizá, pero me incluyo. Odio la mayoría de estas películas.

Estoy a punto de ponerme un poco intenso, así que aclaro: está es mi opinión y nada más que mi opinión. Si difieres conmigo, genial, charlemos y seamos amigos. Todo bien, te quiero. ¿Está bien? listo. ¡Empecemos! Primero, un rápido repaso de estás adaptaciones. Cronológicamente, la primera fue El Libro de la Selva (1994), que no he visto y estoy seguro que tú tampoco, así que vamos a saltarla. Luego vino 101 dálmatas (1996) y 102 dálmatas (2000), ambas fueron populares con los niños pero fueron destrozadas por la crítica especializada y, aunque la primera se las arregló para generar ganancias, la segunda hizo mucho menos taquilla, matando las adaptaciones en Disney durante 10 largos años. El regreso y verdadero impacto lo hizo Alicia en el País de las Maravillas (2010), de Tim Burton. La película es menos una adaptación del clásico animado y más una reinterpretación del cuento original, lo cual no estaría mal si estuviese bien hecha. Voy a decir algo muy impopular, pero creo que Tim Burton perdió la chispa hace mucho tiempo, y el inicio de esa decadencia (para mi) empezó con Alicia. Esta película tiene todas las marcas de una película de Burton multiplicadas por mil, incluido Johnny Depp, que aparece más que Alicia. La narrativa es innecesariamente complicada, los personajes son planos y lo único que evita que te quedes dormido es la pomposidad visual que, eventualmente, también se desgasta. Igual, Alicia hizo una montaña de dinero (más de mil millones de dólares) y Disney tuvo un subidón de adrenalina. Cuatro años más tarde, el tren de los remakes ya había dejado la estación.



Maléfica (2014) siguió de cerca y mostró las primeras señales del Apocalipsis. El personaje es uno de los más grandes villanos de Disney y la película destruye su esencia en orden de crear un cuento bonachón donde el personaje es malvado por cinco minutos, se arrepiente y salva el día. Tierno y comercial. Aunque no todo estaba perdido, ya que poco después recuperaríamos la fe con Cenicienta y El Libro de la Selva. Dos películas que son las mejores adaptaciones clásicas que ha hecho el estudio hasta el día de hoy, con los realizadores teniendo el criterio de decidir que se queda, que se va, que cambia y que se expande. Ambas cintas representan lo genial que podían llegar a ser estas adaptaciones con un mínimo de esfuerzo, pero lamentablemente no duraría.

Se hizo una secuela de Alicia en 2016 (un fracaso taquillero), y luego, vendría la primera gran adaptación del estudio: La Bella y la Bestia (2017). Esto es territorio sagrado, ¿Cenicienta? ¿La Bella Durmiente? ¡ja! me arruinaban la canción de Gastón en el bar y quemaba todo. ¿El resultado? competente. La película se mantiene fiel a la cinta original e intenta llenar vacíos argumentales (excepto el más grande de todos: el porque todos hablan con acento inglés si están en Francia). Pese a esto, las integraciones no fluyen tanto como en El Libro de la Selva y hacen que La Bella y la Bestia se sienta, por momentos, como un collage accidentado. Luego vendrían: Aladdin, El Rey León y Mulán. Tres clásicos animados que adoro y tres adaptaciones que detesto. Aladdin es una parodia de si misma, torpe, con un reparto poco carismático (salvo Will Smith que, increíblemente, fue lo mejor del metraje), dupla romántica sin química, villano risible, sub-tramas innecesarias y una puesta en escena lamentable. Cuando vi la pobre ejecución que habían recibido los musicales me dieron ganas de llorar, "Príncipe Ali" esta filmado como un videoclip. Por otro lado, El Rey León es un saco de problemas totalmente distinto. Aladdin me entretuvo al menos con buen ritmo y un espectáculo visual que evitó que me quede dormido en el cine, ¿El Rey León? todo lo contrario. Esta es una cinta que apunta tanto al realismo que le quita la expresividad a todos sus personajes y, por ende, mutea sus personalidades. Es un remake idéntico al clásico animado que no suma nada y resta todo, jamás justifica su existencia con una pizca de originalidad, se vuelve aburrida rápidamente y, como molestia extra, ¿alguien me explica por qué hicieron "Esta Noche es para Amar" de día?



Finalmente: Mulán... oh, Mulán. El ejemplo perfecto para cerrar la cronología. Mulán es un miserable desastre de película, y créanme cuando les digo que no uso esas palabras con facilidad. Hasta ahora he dado mi opinión independiente de las adaptaciones, pero si tuviera que condensar todos mis problemas en una sola oración, sería la siguiente: no están tratando de hacer buenas películas, están tratando de hacer máquinas que imprimen dinero. "Pero Víctor, ¿No toda la industria Hollywoodense gira en torno al dinero?" Sí, mi estimado lector, gracias por señalarlo, PERO HAY QUE SABER VENDER, engañar a la audiencia, seducirlos. Marvel Studios lo hace de manera magnífica por una sencilla razón: Kevin Feige. El tipo entiende que, para generar ingresos, hay que ser pacientes y tenerle un mínimo de respeto a la audiencia. Disney no pinta nada ahí. Si el éxito de Marvel se debiera a Disney, ¿por qué las cintas de Star Wars están tan hundidas en el lodo como lo están? pues porque a nadie en el maldito mundo se le ocurrió tener un plan para la franquicia, porque no importa hacer un producto de calidad más de lo que importa meter cualquier cantidad de fan service para vender juguetes y llenar las salas de niños y viejos nostálgicos que mantienen la esperanza de que se retracten de sus errores, PERO NO, les escupen en el rostro con Rey Palpatine, por la puta madre. Los remakes de clásicos animados son lo mismo, no les importa hacer productos de calidad, les importa satisfacer al mayor mercado posible de la peor forma, siendo serviciales y poco arriesgados, queriendo complacer a todo el mundo con recursos superficiales para que todos les compren entradas. Tenían miedo de molestar a la audiencia China con Mulán así que hicieron la cinta más "tradicional", tenían miedo de tocar el legado del Rey León así que no hicieron nada original, tenían miedo de hacer una película sobre una villana así que convirtieron a Maléfica en una heroína, y en La Bella y la Bestia/Aladdin complican las tramas para darle "complejidad" a sus narrativas pegando cosas sin tacto alguno. Estos miedos son totalmente válidos para cualquier empresa que quiera ganar dinero, pero hay mejores soluciones que se pueden alcanzar con un poco más de esfuerzo. De nuevo: Mulán es la muestra perfecta de ello.

Mulán no solo ha sido despedazada en internet por las controversiales declaraciones de su protagonista o por haber filmado en Xinjiang, sino porque la marketearon como una versión realista de la historia que respetaba la cultura China y la leyenda original, y han cometido errores culturales garrafales, desde los adjetivos que usan para referirse al chi, la forma en la que representan la capital, personajes que no tienen sentido en la cosmovisión (como la bruja, que como tal es una entidad extremadamente occidental), etc. Hicieron todo esto para que el mercado Chino les abriera sus billeteras y no pasó, la película ha pasado desapercibida por allá. ¿Por qué? porque es una interpretación claramente americana de una cultura que claramente no entienden. ¿Costaba tanto trabajar con gente que tuviese algo de conocimiento en la materia? esto no tiene nada que ver con que si Mushu está o no en la cinta, no tengo ningún problema con una versión más "realista" de este clásico, el problema es que la película nunca termina de justificar sus decisiones. Todo lo que vemos en pantalla parecen las respuestas más flojas y menos pensadas al problema que enfrentaba Disney: "¿Cómo convencemos a China de que le den una oportunidad a la cinta?" Bueno, así no.

Si saben inglés, les recomiendo ver este vídeo, donde desglosan los problemas de la película de manera dinámica y a mayor detalle.



De nuevo, mi problema con estos remakes es que no están tratando de hacer buenas películas, están tratando de hacer máquinas que imprimen dinero. Ahora, voy a extender este pensamiento con una conclusión: Cenicienta El Libro de la Selva tomaron los clásicos originales, entendieron cual era su núcleo y en base a eso, los desarmaron y volvieron a armar en un producto nuevo, pero con el mismo mensaje. Las otras producciones (Mulán Incluida) han tomado los clásicos originales y los han modificado superficialmente, sin entender que hizo a la cinta original lo que fue, preocupados más por el aspecto de las cosas que por el verdadero significado que llevan detrás las imágenes. ¿El resultado? películas con añadidos que no calzan con el resto de la trama, o que cambian totalmente el mensaje de la cinta, arruinándolo. Por ejemplo: una chica que lucha por salvar a su padre y se vuelve una guerrera a base de esfuerzo para conseguirlo... convirtiéndose en una superheroína de nacimiento que solo "tiene que dejar fluir su chi."

El problema es que Mulán evidencia un problema que la compañía arrastra desde hace mucho, pero que -lamentablemente- funciona. Mulán es la excepción, a las otras adaptaciones les ha sido extremadamente bien pese a no ser más que solo "competentes." Si estas cosas me molestan es porque muchas de las cintas animadas que he listado hoy, son de mis películas favoritas de toda la vida, pero supongo que al final del día, Disney apuesta sus fichas a la nostalgia, y todos quieren revivir esos años maravillosos de alguna forma u otra. Las taquillas de estas cintas lo comprueban. Hay más de una decena de películas más en desarrollo: Cruella, El Rey León 2, La Sirenita, Pinocho, Aladdin 2, etc. y vendrán muchas más, seguro, así como tuvimos cinco películas de Transformers. Espero que los directores y guionistas que traigan a bordo para los siguientes proyectos, puedan hacer un mejor trabajo que sus predecesores. La inclusión de Barry Jenkins (Moonlight) para dirigir la secuela del Rey León me parece un buen arranque, para empezar. El material está ahí, hay una buena base sobre la cual construir, solo se necesita un poco más de voluntad. ¿Me emocionan las películas que se vienen? no. Me dan curiosidad, claro, pero no lo llamaría emoción. Ya nada me emociona...

Aunque si adaptan El Planeta del Tesoro...


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